Implica mantener el valor intrínseco de la vida, reconociendo su dignidad y respetando el principio ético de permitir el curso de la naturaleza, no tomar la vida de un ser sintiente.
Se trata de un enfoque en cuidados paliativos, ayuda a que los esfuerzos se centren en brindar el mejor alivio posible del sufrimiento físico y emocional a los animales con enfermedades terminales, así como acompañar a sus seres queridos en el proceso.
Se protege de posibles abusos o decisiones precipitadas. Puede haber casos en los que se presenta la eutanasia como la única opción posible, o se presiona para elegirla debido a circunstancias externas, por la incomodidad/complejidad de los cuidados paliativos para los cuidadores, la falta de conocimiento de alternativas o la falta de recursos.
Incluso en las facultades de veterinaria tiende a no promoverse el conocimiento de cuidados paliativos o del cuidado de pacientes geriátricos (de avanzada edad).
La prolongación de la vida puede permitir que los pacientes experimenten cambios en su condición, descubriendo nuevas posibilidades de tratamiento o incluso curas que antes no eran conocidas. Esto podría llevar a mejoras en su estado de salud y una prolongación satisfactoria de su vida.
Estimula tanto la búsqueda como el desarrollo de tratamientos y cuidados diferentes para las enfermedades terminales. Se fomenta la investigación veterinaria y farmacéutica en busca de nuevas terapias y medicamentos que puedan prolongar la vida o mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Personas que siguen principios budistas o veganos, por ejemplo, encuentran alternativas del tipo de acompañamiento físico y emocional que requieren.